viernes, 1 de febrero de 2013


La nieve se colaba por mis pequeñas botas a cada paso que daba. Mis piernas temblaban como las ramas más delgadas de los árboles enfrentandome  al viento de la noche. No sabía cuál era mi  lugar, no sabía a dónde me dirigían mis pasos.. Lo único que podía hacer sin pensar, era caminar. Quería pararme y sentarme a llorar, compadecerme de mi misma, pero esa chica no sería yo . Sabía que había alguien más . Varios puntos amarillos parecían seguirme sin perder ninguno de mis movimientos detrás de los oscuros arbustos a ambos lados del camino. Pensé en echar a correr, pero eso solo empeoraría las cosas. Además, siempre hacía eso, huir de todo, y ya estaba cansada de ser la única que tuviera que salir corriendo de los problemas. Mis piernas dejaron de moverse y lentamente, me giro hacia aquellos arbustos. Aparté varias hojas con cuidado y no me  encentro lo que  esperaba. Una hilera de pequeñas velas que  parecían formar un camino. Ilusa, decidio seguirlas, desviándome del único camino que me haría volver. A cada paso que daba más me perdía en ninguna parte sin saberlo pero parecía no importarme. Estaba sola, sin nadie que se preocupara por mi, así que, ¿por qué no seguir? Siempre podría volver. Los aullidos me volvían cada vez más fuerte que quedaban suspendidos en el aire mientras se disolvían segundos después con un sonido. La oscuridad me  iba envolviendo pero  no lo notaba, seguía y seguía hacia donde todo parecía terminar. Por un segundo una imagen apareció en mi cabeza. Podría ser la única cosa que me haría volver...si no fuera porque la imagen se había ido , al igual que la persona en la que había pensado. Algunas ramas se me engancharon en el pelo, intentando retenerla de lo que más adelante me arrastraría hasta una profunda oscuridad, pero continué con  aquel camino. El principio del bosque ya se había perdido a mis espaldas, y alguien, había apagado las velas de aquel camino, para que jamás pudiera volver. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario