La nieve se colaba
por mis pequeñas botas a cada paso que daba. Mis piernas temblaban como las
ramas más delgadas de los árboles enfrentandome al viento de la noche. No sabía cuál era mi lugar, no sabía a
dónde me dirigían mis pasos.. Lo único que podía hacer
sin pensar, era caminar. Quería pararme y sentarme a llorar, compadecerme de mi misma, pero esa chica no sería yo . Sabía que había alguien más . Varios
puntos amarillos parecían seguirme sin perder ninguno de mis movimientos detrás
de los oscuros arbustos a ambos lados del camino. Pensé en echar a correr, pero
eso solo empeoraría las cosas. Además, siempre hacía eso, huir de todo, y ya
estaba cansada de ser la única que tuviera que salir corriendo de los
problemas. Mis piernas dejaron de moverse y lentamente, me giro hacia aquellos
arbustos. Aparté varias hojas con cuidado y no me encentro lo que esperaba. Una hilera de pequeñas velas que parecían formar un camino. Ilusa,
decidio seguirlas, desviándome del único camino que me haría volver. A cada
paso que daba más me perdía en ninguna parte sin saberlo pero parecía no
importarme. Estaba sola, sin nadie que se preocupara por mi, así que, ¿por
qué no seguir? Siempre podría volver. Los aullidos me volvían cada vez más
fuerte que quedaban suspendidos en
el aire mientras se disolvían segundos después con un sonido. La
oscuridad me iba envolviendo pero no lo notaba, seguía y seguía hacia
donde todo parecía terminar. Por un segundo una imagen apareció en mi cabeza.
Podría ser la única cosa que me haría volver...si no fuera porque la imagen se
había ido , al igual que la persona en la que había pensado. Algunas ramas
se me engancharon en el pelo, intentando retenerla de lo que más adelante me arrastraría hasta una profunda oscuridad, pero continué con aquel camino. El principio del bosque ya se había perdido a mis espaldas, y alguien, había apagado las velas de aquel camino, para que jamás
pudiera volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario