miércoles, 14 de septiembre de 2011

Tal vez no fue casualidad.


Hoy he pensado en él, he recordado cómo nos conocimos y me he sentido bien. Pasé a su lado buenos días, muchas risas, algún que otro secreto, charlas, pequeñas confesiones y grandes momentos. Se convirtió en compañero de mañanas, tardes y noches e incluso en el peor momento estuvo a mi lado. Sin apenas conocernos creamos un buen ambiente, empezó a notarse ese "feeling" entre los dos. Miradas cómplices, sonrisas tontas y pensamientos mutuos. Poco a poco nos fuimos conociendo y empezamos a hablar de gustos comunes, de música y de amigos. Colaboró en mis gamberradas y juntos disfrutamos de bromas y estupideces. La confianza fue creciendo y empezó a convertirse en alguien para mí. Durante medio mes convivimos juntos. Desayunar, comer, cenar, dormir... Hicimos vida juntos. Me dio pena cuando aquello acabo porque aunque vivimos en el mismo sitio no creí que volveríamos a vernos. Él tenía su vida y yo la mía antes de conocernos ¿por qué iba a cambiar ahora? Es curioso, hace unos días hable con él. Después de un rato charlando me dijo por dónde suele salir, con quien va normalmente y pensé en pasarme algún día por si le veía de nuevo... Pues hoy, sin planearlo si quiera, me le he cruzado, nos hemos saludado y después de hablar un poco cada uno ha seguido su camino. Quiero volver a verle, me ha sacado una sonrisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario