jueves, 9 de junio de 2011

Sonrie a la vida

Sonreír cuando me habla como si fuera lo más gracioso del mundo y decirle con esa vocecita que es tonto. Dibujar su inicial por todos lados. Obsesionarme con las llamadas perdidas, su voz y sus mensajes interminables. Creer que su olor ha de formar parte de cualquier molécula de oxígeno que inspiro, que sus pupilas y sus iris van a acabar de trastornarme, porque esos ojos verdes son encantadores. Tararear esa canción porque así me acuerdo de él en todo momento. Eso, eso exactamente, es de lo que hablaba. De lo que siento, del tiempo que he pasado con él, que ha sido increíble y del que espero seguir pasando, a pesar de nuestras peleas tontas. Sin olvidarnos del querer, pues a pesar de todo podría decir que tenemos el récord del mundo en querernos.

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