jueves, 16 de febrero de 2012

Sentimientos


Hace mucho que no me paraba a escribir. Me sentía desanimada y la verdad es que últimamente no me he encontrado muy bien. Hoy hago entrada porque, la verdad, necesito sacar lo que llevo dentro de algún modo y no se me ocurría otra cosa que escribirlo aquí. Voy a ello.
Después de verano un amigo se fue a Estados Unidos a estudiar allí durante un curso entero. El último día que le vi me puse a llorar porque sabía que le echaría de menos todo ese tiempo que él iba a estar fuera. Los primeros días hablábamos sin parar pero según fueron pasando las semanas fuimos perdiendo el contacto. Al principió me pareció algo normal, pues la diferencia horaria es grande y no solemos coincidir conectados, pero poco a poco empecé a sentir como si se fuera olvidando de mí y de todos sus amigos. Meses después empezó a ser una persona totalmente diferente a la que habíamos conocido y el resto de personas del grupo dejó de hablarle. Yo intenté seguir como si nada hablando con él las pocas veces que podía pero nada era igual. Las conversaciones eran raras, incómodas y cada vez que me hablaba sentía más ganas de acabar con la conversación. La última vez que hablamos me dijo que él sabía que cuando volviese en mayo las cosas iban a ser muy diferentes y en ese momento me entristecí mucho porque, aunque ahora se comporta como un estúpido, ha sido una persona a la que he tenido mucho aprecio, que me ha hecho reír muchas veces y con la que he podido contar siempre que he necesitado ayuda...

Otra cosa que estos días hace que me sienta un poco decaída es la sensación que tengo de inutilidad.
La cosa es que mi mejor amigo, y perdón por la siguiente expresión, está hecho una auténtica mierda y no se que puedo hacer o decir para que se anime. Vivimos a muchos kilómetros de distancia y, aunque en verano estoy allí siempre, en invierno pocas veces le veo. Cuando hablamos está hundido y aunque se ría y me diga que está bien se nota que en realidad se siente fatal. La verdad es que le admiro. Desde siempre ha tenido que ser fuerte y afrontar muchos problemas él solo y no llego a entender todavía como la vida puede ser tan hija de p*** con él, porque habrá cometido errores pero no son ni la mitad de las cosas buenas que ha hecho, al menos por mí. Me siento imbécil cuando por más que intento sacarle una sonrisa, por pequeña que sea, no soy capaz y cada vez espero con más ganas el día de ir al pueblo sólo para darle un abrazo de esos que te quitan la respiración y decirle "aquí estoy, ya lo sabes".

Junto a estas cosas que he escrito hay muchas otras que soy incapaz de escribir aquí sin mojar el teclado con lágrimas, algo más intimas y familiares. La verdad me siento algo mejor después de desahogarme, el nudo de mi estómago es algo más pequeño. Espero no haberos aburrido mucho pero necesitaba hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario