Y de repente le ví, a él, a ese
chico tan feliz, tan lleno de energía, y lo comprendí todo.
Nada más verme me saludó, y mis latidos empezaron a aumentar su velocidad de pulsación. Y crecían cada vez más. Y puedo decir sinceramente que casi me elevé a las nubes, cuando descubrí que me sonreía. Esa sonrisa tan pícara, tan increible, es tentadora y hace que caiga a sus pies incoscientemente de lo que hago. Hace que me vuelva suya, y de nadie más. Y así durante el resto del día. Esas miradas, esas sonrisas de complicidad. Esas conversaciones sin sentido, que me hacen estar más cerca de él. Y me rallé, sin quererlo. Pensando que quizás yo veía cosas donde no las había. Que quizas solo erá por mi parte. Que quizas él no sentía nada por mi...
Ahora mismo, por la noche y tumbada en la cama, veo todo claro.
Si realmente no le interesara, no me saludaría tan cariñosamente. Ni cada vez que me hablara, me sonreiría de aquella forma. Y ni siquiera perdería el tiempo hablando de su vida conmigo.
Lo pasé realmente mal en un pasado, en el que el dolor y la ignorancia me jugaron una mala pasada. Me juré a mi misma que no volvería a caer, por lo menos hasta que lo tuviera totalmente seguro. Incluso hace un mes, yo pensaba que sería imposible encontrar a alguien que realmente me llenara, me hiciera reir, me hiciera olvidarme de todo lo demás aunque fuera por un momento...y ahora mismo puedo decir que estaba muy equivocada. Él me ha conquistado con detalles que para muchos serian insignificantes...un hola, un gracias, una sonrisa cuando le hablo... Y no puedo decir exáctamente el pór qué de esta reacción tan repentina, pero parece ser que mi mente no quería aceptar lo que mi corazón sentía. Ahora, sin complicaciones, digo que me tiene loquita y que necesito verle todos los días para ser feliz. Y en estos momentos, lo único que quiero es estar con ÉL.
Nada más verme me saludó, y mis latidos empezaron a aumentar su velocidad de pulsación. Y crecían cada vez más. Y puedo decir sinceramente que casi me elevé a las nubes, cuando descubrí que me sonreía. Esa sonrisa tan pícara, tan increible, es tentadora y hace que caiga a sus pies incoscientemente de lo que hago. Hace que me vuelva suya, y de nadie más. Y así durante el resto del día. Esas miradas, esas sonrisas de complicidad. Esas conversaciones sin sentido, que me hacen estar más cerca de él. Y me rallé, sin quererlo. Pensando que quizás yo veía cosas donde no las había. Que quizas solo erá por mi parte. Que quizas él no sentía nada por mi...
Ahora mismo, por la noche y tumbada en la cama, veo todo claro.
Si realmente no le interesara, no me saludaría tan cariñosamente. Ni cada vez que me hablara, me sonreiría de aquella forma. Y ni siquiera perdería el tiempo hablando de su vida conmigo.
Lo pasé realmente mal en un pasado, en el que el dolor y la ignorancia me jugaron una mala pasada. Me juré a mi misma que no volvería a caer, por lo menos hasta que lo tuviera totalmente seguro. Incluso hace un mes, yo pensaba que sería imposible encontrar a alguien que realmente me llenara, me hiciera reir, me hiciera olvidarme de todo lo demás aunque fuera por un momento...y ahora mismo puedo decir que estaba muy equivocada. Él me ha conquistado con detalles que para muchos serian insignificantes...un hola, un gracias, una sonrisa cuando le hablo... Y no puedo decir exáctamente el pór qué de esta reacción tan repentina, pero parece ser que mi mente no quería aceptar lo que mi corazón sentía. Ahora, sin complicaciones, digo que me tiene loquita y que necesito verle todos los días para ser feliz. Y en estos momentos, lo único que quiero es estar con ÉL.
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