miércoles, 26 de diciembre de 2012


La nieve se colaba por sus pequeñas botas a cada paso que daba. Sus piernas temblaban como las ramas más delgadas de los árboles enfrentándose al viento de la noche que transportaba aullidos melancólicos. No sabía cuál era su lugar, no sabía a dónde le dirigían sus pasos...ya ni sabía su nombre. Lo único que podía hacer sin pensar, era caminar. Quería pararse y sentarse a llorar, compadecerse de sí misma, pero esa chica no sería ella. Sabía que había alguien más allí. Varios puntos amarillos parecían seguirla sin perder ninguno de sus movimientos detrás de los oscuros arbustos a ambos lados del camino. Pensó en echar a correr, pero eso solo empeoraría las cosas. Además, siempre hacía eso, huir de todo, y ya estaba cansada de ser la única que tuviera que salir corriendo de los problemas. Sus piernas dejaron de moverse y lentamente, se giró hacia aquellos arbustos. Apartó varias hojas con cuidado y no se encontró lo que ella esperaba. Una hilera de pequeñas velas parecían formar un camino. Ilusa, decidió seguirlas, desviándose del único camino que la haría volver. A cada paso que daba más se perdía en ninguna parte sin saberlo pero parecía no importarle. Estaba sola, sin nadie que se preocupara por ella, así que, ¿por qué no seguir? Siempre podría volver. Los aullidos se volvían cada vez más fuertes y su aliento formaba esqueléticas figuras que quedaban suspendidas en el aire mientras se disolvían segundos después con un lúgubre sonido. La oscuridad la iba envolviendo pero ella no lo notaba, seguía y seguía hacia donde todo parecía terminar. Por un segundo una imagen apareció en su cabeza. Podría ser la única cosa que la haría volver...si no fuera porque la imagen se había esfumado, al igual que la persona en la que había pensado. Algunas ramas se le engancharon en el pelo, intentando retenerla de lo que más adelante la arrastraría hasta una profunda oscuridad, pero se liberó de su agarre y continuó aquel camino. El principio del bosque ya se había perdido a sus espaldas, y alguien, había apagado las velas de aquel camino, para que jamás pudiera volver. 
Dos cosas. Este texto lo quería escribir porque he visto cómo personas en las que confías y crees que son de una manera, cambian de la noche al día y tú siempre eres la que se pierde y se queda callada sin decir nada y bueno, la confianza no es que de asco, más bien te hace perderte y encerrarte más en ti misma. Vale, dicho esto, voy con la segunda cosa. Ya he aguantado mucho, y me está tocando la moral bastante el que me copien las fotos, el estilo, los retoques y demás. Yo lo digo, cómo vea otra foto igual a la persona de la que estoy hablando y...Lo dejo ahí. Y odio ponerme así, porque yo no soy así, pero ya llega un momento que cansa, así que, espero, que se deje de dar el caso y que cierta persona, tenga personalidad e imaginación propia.

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